La Caridad

Hace un tiempo decidimos con mi marido recorrer zonas muy pobres de la ciudad de Goya y captar algunas necesidades básicas que tuviera la gente, en especial los niños. 

Hace poco fuimos padres. Por nuestros casi mellis sentimos mucha devoción. Nos mueve mucho el deber, y hacemos lo posible para transformar nuestro interior con el fin de hacerles el camino mas sencillo. 

Si como padres nos sanamos, no volveremos a cometer errores que hayan podido cometer con nosotros, y ellos no tendrán que pasar por nuestras mismas experiencias para aprender determinadas cuestiones. Sencillamente crecerán con una consciencia diferente, porque el obstáculo vital que representaba una herida ya no esta. Ha desaparecido tras su sanación. 

Tenemos muchas, claro está. Pero ellos son nuestra inspiración cada día. Y el amor verdadero es una onda expansiva, tal es asi que quisiéramos abrazar a todos los niños. Y lo hacemos a través de ellos, y a través de otros pocos. 

Movilizados por esta fuerza, decidimos agasajar a los niños que nos fueran posible. Compramos algunos juguetes de nena y otros de varón. Cosas sencillas, pero bien envueltas. Tambien galletitas dulces y chocolatadas. 
Al llegar al barrio que habíamos elegido, bajamos donde habían cuatro chicos jugando a las bolitas.

Los llame y se acercaron llenos de fe. Cuando comenzamos a repartir lo que teníamos, salieron mas niños de todos lados. 

Algunos mientras recibían su merienda y regalos se acercaron a la ventanilla del auto para hablarle a Brenda, quien se puso a llorar. 
Asi que subí junto a ella y entonces desde allí, pude observar los rostros de aquellos que ya estaban abriendo sus regalos. 

Nada me va a quitar esas imágenes de rostros felices con detalles que no cuestan cuando hay Amor. En cada nena que abría su regalo y encontraba sus collares y coronas de princesas, o sus pinturitas para ponerse lindas vivía una pequeña Patricia ilusionada, una Brenda feliz.
- Mira! - y los ojos despabilados, la sonrisa desbordada, el entusiasmo...

Entonces hablaron los angeles. 

Has creído que venían a dar a quienes poco o nada tienen. Y ahora son ellos quienes, a cambio de tu obsequio, te están dando una gran lección de gratitud, de entusiasmo, de alegría, de sencillez, y de fe.
La gratitud cuando nace del corazón es espontanea, es profunda. Nos hace saltar de contentos. Las almas mas sabias, saben que el valor no radica en el objeto, sino en la intención. No importa cuánto, o que tengas para dar. Lo das. Y en esa intención de entregar y compartir, estas dándote a ti mismo desde el Amor. Entonces las almas sabias, que saben recibir, no agradecen según el valor del objeto, sino según la intención de quien se da con Amor. 

Estos pequeños seres, están hundidos quizá en la marginalidad que les significa pertenecer a una estructura social que los excluye, pero no están marginados por Dios. 

Cada tanto Dios envía a sus discípulos a llevarles comida, abrigo, sueños. Y a recibir grandes lecciones de la mano de estos maestros. Estos niños no solo reciben, sino que tambien dan. No importa lo que pienses de la caridad, de entregarse o darse. El universo es un mundo de intercambio. Todos dan y reciben. No viniste solo a dar. Sino a recibir. Ellos a cambio te han dado una lección de gratitud. Tu no solo les has dado alimento y un juguete con el cual jugar, les has recordado con tu gesto, que alguien que los ama se acuerda que existen, que son niños y que como tales quieren y tienen derecho a jugar. 

Has venido motivada por el amor y el deseo de compartir, y les has dado el mensaje de esperanza de que no están del todo olvidados. Y a cambio, con su ternura y su alegría, ellos te han dicho: asi se vive la gratitud! Asi disfrutamos y vivimos el Amor! Con alegría, con espontaneidad, con entusiasmo. No importa que haya adentro del envoltorio, su tamaño o su color, Dios no nos olvidó! Y asi le agradecemos y lo celebramos! 

Todavía sorprendida recordé el rostro de dos niños que llevaban unas pelotas bien envueltas como regalo. A pesar del papel y el moño, era evidente su contenido. Estuvieron largo rato emocionados llamando a mas amigos, sin abrir el regalo. Como si no quisieran perder ese instante de expectativa y de entusiasmo. Como si fueran a guardarlos asi para siempre. 

Y los ángeles siguieron: 

Algunos desean atesorar el momento. No el objeto. Te están demostrando que de nuevo lo importante no es lo que hay adentro. Sino ese momento y la manera en la que Dios les hace saber que piensa en ellos, que los ama, que los recuerda. 

La vida entera es asi. Dios hace regalos constantemente. Algunos se apresuran a abrirlos y luego se decepcionan. Lloran. Se quejan. Cuanto se quejan de todo lo que la vida les regala. Si sale el sol, cuanto sol! Si cae lluvia, cuanta lluvia! Si canta un pajaro, como canta! Si caen las hojas, como ensucian. Si hay flores, cuantas abejas! A veces Dios se pregunta en que momento dejaron de ser como esos niños. En que momento olvidaron el valor de lo esencial.

Es difícil encontrar un niño que no se alegre con un regalo, cualquiera sea. Incluso si se tratara de algo que no les gusta demasiado, le dan una oportunidad. Lo estudian. Lo exploran. A veces los archivan hasta tener mas edad. Llegado el momento lo vuelven a sacar y descubren sobre el objeto cosas que antes no podían ver. Y observa que no importa lo que sea, están dispuestos a defenderlo con un enérgico - Es mío!- 

La vida en si misma, tal como la tienen, es un regalo. Es la manera que Dios tiene de decirte pensé en ti, te imagine. Te hice. Te di lo que necesitas para aprender a Amar. Y si eres capaz de ver el Amor que siento por ti en todas las cosas que te rodean, serás como esos niños, inmensamente feliz. Porque ellos no ven el juguete, la pelota, el maquillaje o la corona de princesa, ellos ven todo el Amor que hay allí, y asi es como la gratitud brota y la felicidad llega. 

La felicidad llega al final, como consecuencia de experimentar el Amor en todas las cosas. 

Sean como niños, y Dios les hará infinidad de regalos. Allí radica la clave de la abundancia. No solo en dar, sino en recibir. Porque no es tan importante, en esta época, saber compartir, sino mas bien aprender a recibir con las manos abiertas lo que sea que Dios tenga para ti, encontrar el Amor en todas las cosas y ser por ello inmensamente agradecido. 

La era de la codicia se apaga, y cada vez mas personas están dispuestas a dar. Pero de repente pareciera que todos creen que tienen mucho para dar y para enseñar olvidándose que el mundo y la vida funcionan a través de la retroalimentación o feedback. 
Crece la soberbia. Crece el orgullo y a veces la vanidad. 

La caridad es un intercambio, pero no de cosas materiales. Sino de Amor. De energía. 
Asi funciona el Universo. 

- Nadie es tan pobre que no tenga algo para dar. Nadie es tan rico que nada pueda necesitar - 

Por Patricia Méndez - y el Ángel de la Caridad.