Más milagros

Charlamos largo y tendido. Quería conocerlo. 
Padecía una enfermedad en los riñones, estaba con diálisis y necesitaba urgente un trasplante. 
Tiene sesenta y pico de años, y ahora estoy feliz de saber que cumplirá muchos más.

Pensaba que ya había vivido suficiente, ya había logrado lo que cualquier persona a su edad quisiera poder lograr, se sentía, aparentemente, conforme. Yo lo leí en él, mas bien resignado, pensando en una muerte inminente. ¡Altamente angustiado! (¿A quien no le angustia la muerte?)

Expresó, en un momento: "Creo que le darán el órgano a alguien mas joven, que tenga mas vida por delante, yo ya estoy viejo, viejo y cansado."

Entonces sus ángeles comenzaron a hablarle con una dulzura extrema. Todo mi ser lo abrazaba por completo con absoluta compasión.

-"En tres meses tendrás el órgano y con el, años de vida para gozar del Amor que te rodea, trascendiendo el miedo..."-

-"Ojala, así sea..."-

-"Así ya es. No importa tu edad actual, la vida vale lo mismo a todas las edades. Tu vida vale la pena ser salvada y así esta hecho." -

Sus lagrimas eran perceptibles, disimuladas... Había que drenar el miedo, así que trabajamos con imposición de manos, y lloramos todos con él.

Limpiaron su cuerpo de emociones que inhabilitaran su curación y la llegada del órgano, porque el libre albedrío, mayormente ejercido de modo inconsciente, es fundamental en estos casos.
Se activo la mirada autocompasiva y el merecimiento a fin de disolver el miedo, las dudas...

En fin... Detalles que pueden resumirse en la precisión DEL AMOR DE DIOS y en su infinita misericordia, que estuvo ese 10 de marzo cuando lo vi por primera vez, y siempre, en su familia, en los médicos, en EL...

Dios siempre quiere lo mejor para nosotros.
Quiere lo mejor para mi.
Quiere lo mejor para vos.
¿Vos queres lo mejor para tu vida?

¡Gracias! Como siempre, no me gusta contar casos y tengo pésima memoria. (Gracias a Dios)

Pero éste, ¡valía la pena cada caracter! y la agenda ayudo con las fechas.

¡GRACIAS DIOS POR PERMITIRME SER TESTIGO DE TU AMOR, Y TU INFINITA MISERICORDIA!

Por Patricia Méndez