Santiago, mi hijo mayor, acaba de cumplir 21 meses hace algunos dias. Y desde ese preciso momento, comenzó a manifestar su médiumnidad.
El mismo dia que cumplía mes, lo llevamos a la plaza, y después de correr alegre y divertido, volvimos con un Santiago que nada se parecía a el.
Enojado, berrinchudo, y tremendamente angustiado.
Lo deje ser, pero sospechando.
Al cabo de un rato, tomó mi cuaderno de psicografias y una lapicera, me lo acercó todo pidiéndome en su idioma que le dibujara algo, pensé. Abrí el cuaderno y garabateé pero al grito de no, volvió a insistir que hiciera algo en la hoja. De inmediato comprendí que quería que le escribiera. Y entonces mi mano levanto temperatura y a toda velocidad apareció - Hola Santiago, que hermoso sos. Querés ser mi amigo? -
Lo mire, y el se angustio un poco, intentando señalar algo. Le dije que no tuviera miedo, que no aceptara esa amistad y lo elevaramos.
Entonces el pequeño difunto se enojo y comencé a sentir sus berrinches e improperios. Wow, pensé. Pero si estaba siendo el a través de mi hijo hace un rato. Me encomende según protocolo y lo eleve.
Santiago volvió a estar tranquilo, alegre y divertido.
Algo resonó dentro mío. Tan pronto iba a comenzar? Quiero decir, se que en algún momento iba a pasar, pero ya?
Pasaron pocos dias hasta que se repitió el episodio.
Santiago despertó súper ansioso por jugar con todos los juguetes y juegos que tenía, pasaba largos estos absorto en una cosa sin demandar atención de ningún tipo. Note que algo extraño pasaba. Pero la parte negadora en mi misma, que se resiste a una niñez poco común para su hijo, lo dejo ser durante todo el dia.
Finalmente al caer la noche, cuando empezaron los preparativos para dormir, comenzó a manifestar una angustia profunda. Los ojos tristes, el llanto sincero. Buscaba nuestros brazos y cada vez que le pedíamos que se fuera preparando para dormir lloraba amargamente.
Estaba inquieto, aceleradísimo y con un dominio torpe de sus movimientos.
Ya no podía pasar por alto esta conducta. Ese no era mi hijo.
Me encomende y efectivamente otro pequeño lo estaba usando para expresarse. Cuando el pequeño vio que hice la señal de la cruz, se echo para atrás llorando como nunca antes Santiago lo había hecho. Me acerqué y lo mire a los ojos, y en un instante su rostro asustado se me manifestó.
Comencé a desprenderlo de Santi, quien no dejaba de llorar y patalear, y una vez afuera lo eleve. Pero me lleve una sorpresa cuando vi que se trataba no de uno, sino de muchos niños. Todos peleando por jugar con Santi o a través de el.
Los angeles les pedían que cruzaran el portal pero nadie quería hacerlo. Insistían en que Pablo y yo eramos sus papas, que eramos su familia. Me mostraban momentos familiares a través de sus ojos, y entonces llore amargamente.
Amaban cada abrazo, cada beso que le dábamos a nuestros hijos. Amaban pasar el dia entero con su mama. Amaban abstraerse con algún juguete, cantando, bailando o viendo tv con total libertad, como si todos vinieran de un sitio en el que el maltrato, la humillación y la falta de amor marcaron su existencia.
Junto a los ángeles que asistían la elevación les explicamos que debían partir. Tendrían nuevamente la posibilidad de elegir una familia para encarnar. Una en la que se sintieran amados como acá.
Con esta promesa, se animaron a cruzar. Todos llorando, muy tristes, a través de mi.
Para entonces Santiago había regresado a la normalidad y estaba mimándose con su hermana y su papa.
Cuando la elevación termino, solo Dios sabe cuantas cosas pasaron por mi mente.
Cada madre guarda en su corazón los momentos especiales que marcan la vida de su hijo.
Acaso yo debo empezar a guardar estos tambien? Y los ángeles contestaron enseguida.
Es parte de su naturaleza, está inscripto en sus genes. Ha elegido la familia que podía proveerle de información y herramientas necesarias para asimilar su condición.
No existe una infancia normal, sino infancia ideal según sus parámetros terrenales de salud. Si el hubiese querido esa vida, difícilmente hubiera elegido este seno familiar para nacer. Cerca de cumplir los dos años, encuentra espacio y potencial todo su don. Aun no reconoce si están vivos, o no. Los ama, comparte con ellos. Y ellos allí olvidados, comienzan a sentirse amados. Y entonces da aviso para que sean elevados. Aun en su pequeño cuerpo, alberga mucho amor capaz de transformar la vida que toque. Y la muerte.
La gran mayoría de los niños nace con la percepción sobrenatural desarrollada y a lo largo de la educación formal se le pide que no tenga amigos imaginarios, que no hable solo, que se comporte adecuadamente ya que estas actitudes podrían desencadenar en algún tipo de terapia. Los adultos insisten en desconectar a los niños del lugar sutil del que provienen, y programarlos para una vida terrenal lejos de duendes y fantasmas. Y a lo largo del tiempo olvida el camino. Su corazón se precipita a buscar su origen: quien soy? De donde vengo? Por que me siento de esta forma? - convirtiendo a ese niño lleno de luz en un adulto por demás neurótico, sobreadaptado, depresivo.
Hasta que después de mucho sufrimiento logran despertar y reconectarse con su esencia.
La mayoría de los niños de ahora nacen despiertos llenos de Don. Y necesitan de una educación que naturalice lo que les pasa. Que le brinde herramientas para lograr el dominio de su capacidad. Que lo acompañe en el proceso de adaptación a lo terrenal sin desconectarlo del plano sutil, permitiéndole desplegarse en ambos a la vez.
Necesita poder hablar con confianza sobre sus amigos imaginarios, sobre lo que siente o piensa aun desde muy pequeño, en un ambiente de total comprensión.
Cuando el ambiente es de intolerancia, maltratos, insultos, de incomprensión y humillación todo el gran caudal energético del niño se bloquea. Cierra todos los puentes de conexión por seguridad. Y entonces a lo largo del tiempo olvida quien es realmente y para que fue arrojado a una experiencia humana.
La gran mayoría de los niños son maestros que desde pequeños dan a su padres lecciones invaluables de amor, de desapego, de incondicionalidad, de fe... No importa lo que como adultos piensen, los niños no fantasean con monstruos y angeles, simplemente los ven. Saben que existen. Háganle el favor a sus hijos de no decirles que es todo una fantasía. Porque no desarrollaran herramientas para manejar o defenderse de las energías sutiles y en la madurez llegara una profunda crisis para recuperarse a ellos mismos.
Acompáñenlos en sus experiencias sobrenaturales con naturalidad, dándole herramientas para equilibrar la vida activa que tienen en los dos mundos. El ser humano es mas que este cuerpo físico sobre adaptado a un grupo social, y quienes insisten en pensar que no, son quienes mas sufren, porque no solo deben hacer grandes esfuerzos por adaptarse sino que deben esforzarse por callar su don.
Y el don es un regalo divino que de no ser utilizado, te conducirá irremediablemente a la autodestrucción. El don que se obtura y no fluye, hará que todo caudal energético quede preso dentro de si mismo, aumentando hasta hacer estallar a quien lo retiene.
Hoy déjalo salir. Deja salir tu voz interior. Deja salir tu percepción de lo sutil. Deja salir tus emociones. Deja salir tu capacidad especial. No importa si te han dicho loco, enfermo, desequilibrado. Tus cucos son reales, y el primer paso para liberarse de ellos es reconocerlo. -
Siento que esta es mi oportunidad de revertir con Santi lo que hicieron conmigo, y darle el espacio para pulir su don en lugar de exigirle que lo reprima, dándole herramientas para que tenga una vida terrena estable sin desconectarse del éter del que proviene.
Hoy como adultos, perdonemos a todos los que por miedo, ignorancia o envidia reprimieron nuestro don, nuestro regalo, nuestra habilidad, haciéndonos creer que no podíamos, que no era normal, que no era correcto.
El perdón es necesario para cualquier proceso de sanación, y la sanación es necesaria para elevar nuestro espíritu y nuestra consciencia.
Sin perdón no habrá liberación, tu don seguirá reprimido y en algún momento explotara haciéndote sentir inútil, frustrado, insatisfecho con tu vida.
Perdona y el don florecera dentro tuyo mostrándote tu habilidad y el camino.
Cada persona nace con un don tan único e irrepetible como su adn. Pueden haber muchos, parecidos, pero nunca idénticos. Todos somos especiales, pero nos han intentado decir lo contrario para amoldarnos a la vida terrenal.
Hoy es posible vivir con los pies en la tierra, y el corazón en el cielo.
Por Patricia Méndez