Sobre el cuerpo y la expresión del alma

El cuerpo es el vehículo del alma. La alberga y la hace capaz de moverse en un territorio tridimensional, terreno. Cada uno de tus cabellos es conocido por Dios. Piensa en ello, porque es importante. Si Dios sabe cuantos cabellos tienes en tu cabeza, mucho mas conoce tus dolores, tus síntomas y tu sufrimiento. 

El cuerpo, alberga marcas que son, no solo de esta encarnación, sino tambien secuelas de padecimientos de una vida interior. Es fundamental comprender esto, porque muchas de tus enfermedades actuales tuvieron muchas encarnaciones para gestarse como tal, aquí y ahora. Cuanto mas te llevará sanarlas? 

Las enfermedades y los padecimientos físicos ocurren cuando no hemos atendido a nuestro Ser, cuando no hemos fluido conforme con su divina necesidad de ser libre. Entonces, pasa un tiempo para que el alma se intoxique y esa intoxicación pase a marcar nuestro cuerpo. 

Y muchos acuden rápidamente al medico, o toman un medicamento. Callando el síntoma, aun cuando no han escuchado lo que este tiene para decir. 

Dios permite la enfermedad, es verdad. Pero la permite, en su infinita Misericordia y Sabiduría, para que el alma pueda ser purificada de su karma y mal estar. 

El Ser es perfecto, y esta conectado a la Fuente Divina. Es nuestra divinidad interior. Pero el alma es un mediador entre esta Verdad Suprema y esta Vida terrena. El alma sufre, el alma se quiebra. Y al alma no podemos llevarla al medico. 

Cuando el alma ha agotado sus recursos para mantener equilibrada nuestra divinidad y nuestra vida terrena, pierde la estabilidad y sufre, porque nos hemos apartado de la Verdad Suprema, es decir, de Dios. 

Para dar aviso a la consciencia, su sufrimiento genera un síntoma, un dolor, un padecimiento que primero, en su gestación, puede prevenirse. 

Sin embargo, en la vorágine de los tiempos que corren, el hombre escucha poco su voz interior y va al medico cuando el dolor ya se ha cristalizado en el cuerpo, generando un verdadero mal estar. Y allí lo ve y lo oye. Lo siente y lo padece.

De verdad hay tantos padecimientos como formas de alejarse de la Verdad Suprema. Sin duda. Y Dios los permite, es verdad, pero porque asi esta pactado que sería para que la persona dentro de ese cuerpo recuerde que se ha apartado del camino y debe encontrar la forma de regresar. Y la forma es el Amor. 

Cuando sentimos miedo, soledad, presión, odio, o rencor. Cuando somos agresivos, violentos, evasivos, manipuladores o negadores. Cuando somos apáticos, amargados, rígidos. Cuando no oímos a nuestro Ser Superior, y nos apartamos de la Verdad, entonces el alma sufre y puede llegar a enfermar nuestro cuerpo de maneras irremediables, con el único fin de purificarse, y de recordarnos que no es por ahí el camino de regreso a Casa. 

Cualquiera sea tu dolor, bendícelo. Es la manera perfecta en la que te estas limpiando y purificando de pensamientos y emociones o actitudes verdaderamente tóxicas y nocivas para tu vida. 

No te enfades con Dios por no librarte de un sufrimiento o de un padecimiento. Eres tu el que no se esta librando al mantenerse rígido en una idea que enferma. Dios te concede esa libertad. 

Identifica tu negatividad y no te victimices. Hazte responsable de tu sufrimiento. Al fin y al cabo, tu mismo lo has traído a tu vida. 

La única Verdad es la Salud, es la Vida. Tu Ser Superior lo sabe. Tu parte divina lo sabe. Pero al aventurarnos en la experiencia humana, nos dejamos corromper por la oscuridad, asumiendo como reales realidades que no existen: miedo, dolor, injusticia, soledad, pesimismo, victimización. Y cuantas otras. 

Aceptar la oscuridad en nuestra vida, es dejar entrar a estos espíritus inmundos, negando a Dios sobre todas las cosas. 

Solo existe un Dios, y es un Dios de Vida. Un Dios de Amor. Tu debes afirmarlo, rechazando día a día cualquier emoción o idea que te aleje de El.

Recuerda lo que hemos hablado antes acerca de la habilidad del demonio. El te hará creer que eres una víctima del injusto mundo que te ha tocado, y hará crecer tu oscuridad mientras se alimenta de tu dolor. Combátelo.

Cualquiera sea tu situación actual, o tu enfermedad, tu eres el único responsable de ella. Enfréntala. Mírala y escucha que esta diciéndote acerca de tu alma. 

Toma las medidas que sean necesarias, no solo para curar tu cuerpo, sino tambien tu mente. 

O seguirás enfermando para purificar, vida tras vida. 

Transmuta. Toma tu espada y enfrenta a la oscuridad de tu interior. Rechaza esas ideas y emociones que te han enfermado, y remplázalas por la Verdad Suprema. Conviértelas en Amor; el Amor Infinito que habita en ti mismo, en tu interior, en tu Ser Supremo. 

Un cuerpo saludable es señal de un alma que mantiene el equilibrio entre su vida terrena y su Divinidad, gracias a una mente que rechaza toda oscuridad y reafirma una y otra vez la Verdad. 

Por Patricia Méndez