Hoy fui a un lugar conocido como la cascada, a unos cuantos minutos de Goya. Sentí una fuerte conexión con el lugar cuando me descalce para caminar en el hilo de agua.
El lugar estaba muy cargado de almas atrapadas allí, asi que escogí un rincón para elevar.
Canalice para liberar con San Miguel a las que me estuviera permitido, y después San Gabriel abrió el portal de luz para su elevación.
En ese momento algo dentro de mi se liberó tambien. Entonces me vi a mi misma en ese mismo lugar, pero siendo una niña de una aldea aborigen. Jugábamos primero, entre otros amigos de mi edad, y después nos escondíamos, hasta que por fin al ser encontrados, nos quitaban la vida.
Fue muy emotivo. El sentido de pertenencia que esa parte de mi sentía, hizo que al morir, un poco de mi energía vital haya quedado atrapada allí, y ahora tenía la oportunidad de reincorporarse a mi Todo como parte de lo que soy.
Y entonces, la sanación llego. Sentí que pertenezco a estas tierras. Que es mi hogar. Que siempre estuve aquí. Ame y protegí cada planta de estas tierras y por eso una parte mía nunca se fue.
Reintegrada esta parte a mi Todo espiritual, me dejo de sentir ajena a la ciudad, y me involucro con ella y su gente a corazón abierto para dar y recibir lo mejor.
Siempre volvemos, siempre.
La ilusión de la separación de lo que se ama, es solo eso, una ilusión.
Hay un pedazo de ti en cada cosa que amas. Y esa parte nunca se liberara hasta que no la hagas consciente, reconociendo y actualizando ese Amor.
Cuando tomas consciencia, esa energía vuelve a ti, y puedes ponerla a disposición de todo lo creado. Es como si volvieras a un banco, a cobrar tus ahorros de hace mucho, mucho tiempo. Y una vez con ello, volver a invertir o reinvertir en la causa.
Ahora siento, que no solo Goya me abraza. Siempre abracé a Goya
Por Patricia Méndez